La Guardia Costera argentina hizo un descubrimiento alarmante cuando encontró al Jing Yuan 626, un barco pesquero chino, operando ilegalmente dentro de la Zona Económica Exclusiva (ZEE) de Argentina. En un intento por hacer cumplir la ley, la Guardia Costera persiguió al Jing Yuan 626 y abrió fuego para detener su actividad ilícita.
Este episodio no es aislado. El 14 de marzo de 2016, en los caladeros de calamar de la Patagonia argentina, un barco chino, el Lu Yan Yuan Yu 10, también estaba pescando ilegalmente a varias millas de la costa. A pesar de las órdenes de detención y las advertencias de los guardacostas, el barco potero intentó embestir a las patrulleras, que respondieron con disparos directos. El Lu Yan Yuan Yu 10 se hundió rápidamente, pero la intrusión de barcos chinos en aguas argentinas ya era un problema conocido.
La propiedad del Lu Yan Yuan Yu 10, de la China National Fisheries Company (CNFC), ejemplifica cómo una flota de poteros chinos visita anualmente los caladeros de alta mar, a menudo apagando sus dispositivos de ubicación para ingresar en secreto a aguas argentinas sin autorización.
Un año después de la incursión del Lu Yan Yuan Yu 10, el Consejo Federal Pesquero de Argentina concedió licencias a dos buques extranjeros para pescar en aguas argentinas. Estos barcos operaban bajo bandera argentina, pero estaban en última instancia controlados por la CNFC. Esta decisión violó varias regulaciones locales, como la prohibición de permitir la pesca extranjera en aguas argentinas y de otorgar licencias a operadores con antecedentes de pesca ilegal. Según el ex subsecretario de Pesca, Eduardo Pucci, la decisión fue una “contradicción total”.
El problema ha escalado con el tiempo. China ha empleado una estrategia de ‘abanderamiento’ para adquirir acceso a caladeros nacionales restringidos en Sudamérica, África y el Pacífico, reveló una investigación del Outlaw Ocean Project, dirigida por Ian Urbina, Pete McKenzie y el experto argentino Milko Schvartzman. Actualmente, al menos 62 buques de pesca industrial de calamar bajo pabellón argentino son controlados por empresas chinas, representando más de la mitad de la flota de calamar del país. Estos barcos están implicados en delitos como el vertido de pescados al mar y la evasión fiscal.
La situación plantea un riesgo para los objetivos de conservación de los mares de China. Pekín había prometido en 2017 limitar su flota de altura a 3000 barcos para prevenir la sobrepesca, pero no incluyó en ese conteo las embarcaciones chinas operando bajo bandera de otros países.
En 2023, un artículo académico chino reveló que las autoridades pesqueras del país han utilizado métodos de ‘arrendamiento y transferencia’ para infiltrarse en aguas territoriales, parte de una estrategia global más amplia. Además, un reportaje de 2022 documentó las duras condiciones de vida a bordo de pesqueros chinos en aguas internacionales cercanas a las Galápagos, donde la tripulación mostraba signos de malnutrición.
Vista satelital de la Zona Económica Exclusiva Argentina y los barcos extranjeros que pescan justo detrás. (Infografía: Cristián Werb)
Cada dos meses, un cadáver de tripulante de barcos poteros chinos aparece en el puerto uruguayo de Montevideo, con signos de malnutrición como el beriberi, que es fácilmente prevenible y tratable.
Mientras tanto, la relación de China con Argentina se ha consolidado mediante programas de permutas de divisas, proporcionando un salvavidas económico al país en crisis. El incidente del Lu Yan Yuan Yu 10 no solo subraya la agresiva incursión de pesqueros ilegales en aguas argentinas, sino que también revela las contradicciones y desafíos en la gestión de los recursos pesqueros del país. Argentina enfrenta ahora la urgente necesidad de reforzar sus políticas de control y sostenibilidad para proteger sus recursos marinos.
