El momento de la detención. La Policía de Investigaciones (PDI) llevó a cabo este fin de semana una entrega controlada que culminó con la recuperación de cuatro reflectores robados al municipio y la detención de un hombre de 38 años. El operativo se realizó en la zona oeste de la ciudad y el detenido quedó a disposición de la Justicia.
La operación comenzó cuando el personal de la secretaría de Ambiente de Rosario detectó una publicación en MarketPlace donde un usuario, identificado como Lucas Martín S., ofrecía cuatro reflectores marca “Strand” de procedencia sospechosa. Inmediatamente se notificó a la Justicia, que autorizó la entrega controlada.
Agentes de la PDI simularon una compra y acordaron como punto de encuentro la intersección de Juan José Paso y Circunvalación. Al momento del arribo, los agentes procedieron a detener al hombre de 38 años y a recuperar los cuatro equipos de luminarias públicas que había llevado con el objetivo de venderlos.
En otro incidente de inseguridad en Rosario, una reja de 12 metros de extensión y 200 kilos de hierro, que rodeaba la escultura El Sembrador en Parque Urquiza, fue robada. Desconocidos sustrajeron completamente la reja, que estaba amurada al piso y soldada en parantes sólidos, los cuales quedaron como únicos vestigios.
Héctor Antonini, integrante de la Asociación Amigos de Parque Urquiza, detalló que se trata de “una reja grande, que debe pesar 200 kilos” y “tiene unos 12 metros de largo por 1,50 de alto, toda de hierro. Hay unos caños cuadrados a los que estaba soldada o abulonada”.
“Forzaron todo y se la llevaron. No es algo que se pueda cargar un tipo con un carrito o bicicleta, tienen que haber venido con una camioneta o camión”, concluyó Antonini. La protección había sido colocada en 2018 para resguardar la escultura, una obra monumental de Lucio Fontana y Osvaldo Raúl Palacios, inaugurada en 1943, de los grafitis frecuentes.
Antonini también expresó su preocupación por la creciente inseguridad en el parque: “Al Planetario se metieron y les robaron un montón de computadoras, pero no se conoció. A los autos les rompen los vidrios y les roban objetos que están adentro, o se llevan las ruedas. No hay monitoreo con cámaras en tiempo real ni control policial. Es tierra de nadie. Acá cualquiera hace cualquier cosa, se hizo el paraíso de los ladrones”.