El Museo de Cera de Madrid fue el escenario de una intervención política inesperada y cargada de simbolismo. El artista chileno Nicolás Miranda ingresó al recinto y, sin autorización, instaló varias figuras de su creación que critican a la derecha internacional. La acción, denominada “Child’s Play”, representó al presidente argentino Javier Milei como un perrito faldero a los pies de la estatua de cera de Donald Trump, simbolizando una clara alusión a la relación de subordinación del mandatario argentino hacia su par norteamericano.
La Infiltración y el Mensaje de "Child’s Play"
La intervención artística fue ejecutada en apenas 30 minutos el pasado 9 de octubre, según la fecha de publicación, con Miranda y un acompañante ingresando al museo con las piezas ocultas en mochilas y bolsos. La locación elegida fue el diorama que imita el Despacho Oval de la Casa Blanca, donde se encuentran las figuras de Barack Obama, Donald Trump y Melania Trump. El artista chileno filmó la acción, compartiendo el video en sus redes sociales para difundir su crítica.
Netanyahu como Chucky y Roedores Políticos Españoles
Además de la polémica figura de Javier Milei, la escena crítica incluyó otras representaciones. El primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, fue representado con una escultura vestido como Chucky, el muñeco diabólico, y sentado en el sillón destinado a los visitantes. En la misma escena, Miranda incorporó tres roedores con los rostros de políticos españoles de derecha: Isabel Díaz Ayuso, José Luis Martínez-Almeida y Santiago Abascal.
Crítica a la "Decadencia Occidental Contemporánea"
Nicolás Miranda explicó en sus redes sociales que su propuesta es un arte de acción inscripto como sitio específico. La intervención, según el artista, busca articular una crítica sobre lo que percibe como una “decadencia occidental contemporánea” y una complicidad política entre figuras de la derecha y la ultraderecha.
"El proyecto 'Child’s play' se sitúa en tiempos convulsos y hostiles, en los que el instinto feroz de supervivencia animal se impone sobre la razón humanitarista", declaró el joven. El objetivo era "infiltrar, camuflar y acoplar cinco esculturas" en un espacio tan visible como el museo madrileño. Por su parte, el Museo de Cera de Madrid se desvinculó completamente de la acción, aclarando que la intervención se realizó sin su conocimiento ni consentimiento.




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