La llegada de las pistolas Taser a Rosario marca el fin de un largo y controvertido debate en la provincia de Santa Fe. Después de años de evaluaciones y dos intentos fallidos, las fuerzas de seguridad contarán finalmente con esta herramienta, catalogada como de baja letalidad. El gobernador Maximiliano Pullaro impulsó el proyecto con una inversión de 1.900 millones de pesos, que incluye, además de 100 dispositivos de descarga eléctrica, lanzadoras Byrna para disparar proyectiles con sustancias irritantes.
Un Recorrido Histórico con Obstáculos
La idea de incorporar las Taser no es nueva. En 2019, cuando era ministro de Seguridad, Pullaro ya había mostrado interés por una resolución nacional que reglamentaba su uso. Aunque la propuesta generó críticas de organismos defensores de los derechos humanos, el plan se mantuvo en carpeta. Durante la administración peronista, el exministro Marcelo Sain también evaluó la compra, pero la emergencia sanitaria por Covid-19 y la imposibilidad de una capacitación adecuada lo obligaron a postergarlo.
La renuncia de Sain, en un contexto de creciente violencia en Rosario, hizo que las Taser desaparecieran del radar local por varios años. Mientras tanto, la Policía de la Ciudad de Buenos Aires las adoptó en julio de 2023, lo que generó un eco electoral y propuestas a nivel local, como la de la actual presidenta de Aguas Santafesinas SA (Assa), Renata Ghilotti, y el concejal del PRO, Carlos Cardozo, quienes plantearon la creación de una fuerza especial para "terminar con la mafia de los trapitos" en la ciudad.
Implementación y Repercusiones
A fines del año pasado, el ministro de Justicia y Seguridad de la provincia, Pablo Cococcioni, confirmó el nuevo plan para tener una alternativa entre las armas de fuego y la contención física. Sin embargo, la seccional Rosario de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (APDH) se pronunció en contra, argumentando que estos dispositivos son "un instrumento de tortura debido al gran dolor que provoca, afectando el derecho a la vida, la integridad física, y en algunos casos, llegando a producir la muerte”.
A pesar de las críticas, Cococcioni se mostró convencido de la medida y entregó las primeras 28 pistolas en la capital provincial. En un acto, afirmó que esta herramienta también protege a los ciudadanos y a los propios agentes, quienes a veces pueden enfrentar "un daño jurídico por ejercer la fuerza, con una imputación penal o una demanda". Añadió que las Taser representan "otro paso más hasta llegar al uso de la fuerza letal como último recurso”.
Formación y Tecnología Adicional
La implementación en Rosario comienza esta semana, luego de un curso de capacitación para 15 instructores de la policía santafesina, todos ellos con años de experiencia. El entrenamiento incluye un riguroso protocolo de seguridad, donde el impacto de la descarga eléctrica de 400 voltios dura cinco segundos. Aunque la intensidad de la corriente es baja y no provoca lesiones graves, Amnistía Internacional ha registrado al menos 70 muertes relacionadas con su uso en Estados Unidos entre 2001 y 2016, advirtiendo que solo deben usarse como "sustituto de armas letales y únicamente por personal capacitado”.
Para garantizar la transparencia y controlar el uso de las Taser, el gobierno santafesino adquirió 200 cámaras corporales que se colocan en el pecho de los agentes. Estos dispositivos grabarán la acción del portador desde distintos ángulos, lo que permitirá "proteger al efectivo de una falsa denuncia por la mala utilización del arma”, según explicó el subsecretario de Tecnología y Equipamiento del Ministerio de Justicia y Seguridad, Armando Faraoni. Los dardos de las Taser tienen un alcance ideal de entre 3 y 5 metros, aunque su distancia máxima es de 7,6 metros.
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