1 de septiembre de 2025. La Organización Mundial de la Salud (OMS) emitió una alerta global por el caso de fentanilo contaminado en la Argentina, que ya derivó en una crisis sanitaria y política. El organismo internacional advirtió que, aunque se retiraron los lotes adulterados que provocaron intoxicaciones y muertes, otros productos de los laboratorios implicados podrían seguir comprometiendo la salud de los pacientes.
El documento, difundido el 29 de agosto, subraya que "dadas las graves deficiencias en las prácticas correctas de fabricación señaladas por la Anmat, es necesario actuar con cautela ante todo producto inyectable o parenteral fabricado o distribuido por Laboratorios Ramallo S.A. o por HLB Pharma después de febrero de 2022, ya que podrían estar contaminados y su uso podría comprometer la seguridad de los pacientes". La OMS también alertó que "no puede descartarse que estos productos estén circulando en otros mercados" y remarcó que los fármacos investigados "se consideran de calidad subestándar, ya que no cumplen las normas de calidad ni los requisitos establecidos".
La advertencia llega en medio de una fuerte crisis en el Ministerio de Salud de la Nación, que ya dispuso cambios internos por el escándalo del fentanilo y ahora enfrenta además el impacto político del caso. El gobierno de Javier Milei mantiene desde su inicio una relación tensa con la OMS. En línea con la decisión que tomó Donald Trump en su momento, el presidente ya anticipó que Argentina se retirará del organismo internacional, lo que suma un capítulo más a la controversia. La alerta mundial de la OMS eleva el nivel de preocupación sobre los medicamentos contaminados y pone bajo la lupa el rol de los organismos de control y las farmacéuticas involucradas.
Fentanilo: uso médico y riesgos
El fentanilo es un opioide sintético (fabricado) que los médicos pueden recetar para tratar el dolor. El fentanilo también se fabrica ilegalmente y se vende como droga callejera. A menudo, se mezcla con otras drogas callejeras (como la xilazina, la heroína o la cocaína) para aumentar sus efectos, hacer que la droga sea más adictiva o reducir el costo. Incluso en dosis muy pequeñas, el fentanilo puede ser mortal. Otros nombres para el fentanilo son Apache, Dance Fever, Goodfellas, Jackpot, Murder 8.
El fentanilo fabricado ilegalmente está disponible en forma líquida y en polvo. Puede convertirse en pastillas, usarse como un aerosol nasal o gotas para los ojos, inyectarse o insertarse en papel o caramelos. A veces, las personas no saben que las drogas callejeras que consumen contienen fentanilo. Creen, por lo que les dicen, que es un medicamento de marca (por ejemplo, oxicodona) cuando en realidad es fentanilo. Es posible que estas personas sufran una sobredosis porque no saben lo fuerte que es la droga. El fentanilo hace que alguien tenga subidones. También puede causar somnolencia, náuseas, vómitos y retención de orina (no poder orinar), respiración lenta e incluso la muerte. El fentanilo es altamente adictivo. Si alguien trata de dejar de usarlo, a menudo desarrolla síntomas de abstinencia, como sensación de pánico, insomnio, escalofríos y sudores fuertes, dolor muscular, calambres estomacales, náuseas, vómitos y diarrea.
El fentanilo es un opioide sintético extremadamente potente, utilizado principalmente en entornos hospitalarios para el manejo del dolor severo y la sedación en pacientes críticos. Su potencia es aproximadamente 100 veces mayor que la de la morfina y 50 veces superior a la de la heroína, lo que lo convierte en una herramienta eficaz pero también en una sustancia de alto riesgo si no se administra adecuadamente.
En Argentina, el fentanilo se emplea desde hace más de cuatro décadas en medicina humana y veterinaria, especialmente en procedimientos anestésicos y en unidades de terapia intensiva donde se requiere la conexión de pacientes a respiradores. Su uso está estrictamente regulado y no está disponible para la venta al público general, lo que ha contribuido a evitar crisis de consumo como las observadas en otros países. Este año se reportó un brote infeccioso en hospitales de distintos puntos del país, atribuido a un lote de fentanilo contaminado con bacterias. Este incidente ha llevado a las autoridades sanitarias a iniciar investigaciones y a reforzar los controles sobre la producción y distribución de este medicamento.
A nivel internacional, el fentanilo ha sido vinculado a un aumento significativo en las muertes por sobredosis, especialmente en Estados Unidos, donde su uso ilícito y la mezcla con otras drogas han generado una crisis de salud pública. La sustancia puede ser letal incluso en dosis muy pequeñas, y su presencia en el mercado ilegal ha llevado a las autoridades a implementar medidas estrictas para su control. Es fundamental que el fentanilo sea administrado únicamente por profesionales de la salud en contextos controlados, y que se mantenga una vigilancia constante sobre su distribución y uso para prevenir riesgos asociados a su potencia y potencial de abuso.
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