En las panaderías de Rosario, la venta ha registrado una "caída interanual" de entre el "10% y el 15%", a pesar de que la temporada de frío suele ser la de mayor consumo. Este descenso, que comenzó a ser notorio desde "abril y mayo", se atribuye principalmente a la "pérdida de poder adquisitivo" de los clientes. El sector también muestra preocupación por el "alto costo de las tarifas" y el aumento de la "competencia clandestina".
La situación en Rosario, si bien no alcanza los extremos de otras regiones como la provincia de Buenos Aires —donde, según el Centro de Panaderos, "cerraron 14.000 panaderías" en el último año y medio—, genera una creciente inquietud. "Jeremías Diab", presidente de la "Asociación de Industriales Panaderos de Rosario", afirmó que no se observan cierres masivos, pero sí una "crisis de consumo".
"Siempre cuando empieza el frío es nuestra temporada alta de ventas. Este año no se notó", explicó Diab. El cliente hoy prioriza productos básicos, dejando de lado los de mayor valor como los "postres" y las "masas finas y secas". Este cambio de hábitos ha obligado a los panaderos a "regular la producción día a día" para evitar pérdidas, ya que lo que no se vende se descarta.
Si bien el precio del kilo de pan se mantiene estable, rondando entre "2.800 y 3.000 pesos", los costos fijos han aumentado considerablemente. Diab destacó que la "electricidad" representa entre el "10% y el 15%" de los costos, cifra que se duplica en verano por el uso de aires y cámaras de frío. A esto se suma el constante ajuste de los sueldos, lo que reduce la rentabilidad del negocio en un contexto de "caída de consumo". La gente, según Diab, "va con la misma plata de siempre y se lleva lo justo", priorizando otras necesidades.
En cuanto a la "competencia", el dirigente alertó sobre el crecimiento de "emprendimientos clandestinos", que estima en un "50% o 60%" adicional a las 3.000 panaderías formales de la ciudad. Estos locales sin habilitación, que operan con "trabajo en negro", representan una "competencia desleal y un peligro sanitario" al no contar con controles bromatológicos. Los productos de estos establecimientos, como pan, bizcochos y facturas, se venden a precios muy bajos, entre "800 y 1.200 pesos el kilo", en almacenes y supermercados de barrio.
La Asociación denunció esta situación ante las autoridades provinciales y municipales, quienes se comprometieron a reforzar los controles. De cara al futuro, Diab se muestra cauto: si bien fechas como el Día de la Madre y las fiestas de fin de año ofrecen un respiro, el periodo posterior puede ser "muy difícil para el sector" si la situación no mejora. El camino, concluyó, será "achicar gastos y hacer lo posible para vender más".
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