Una derrota puede ser dolorosa, pero una goleada como la que sufrió Rosario Central ante River resulta devastadora. El 4-0 en el Monumental expuso las falencias del equipo dirigido por Ariel Holan, cuyo esquema táctico, un 5-3-2, fue desbordado sin contemplaciones por un River dominante en todas las facetas del juego. Esta caída no hace más que acentuar un pésimo año deportivo para el Canalla.
Desde el comienzo, Central lució inoperante. El equipo no logró generar peligro y se dedicó exclusivamente a defender, sin éxito, frente al constante asedio del conjunto de Gallardo. A pesar de un par de notables intervenciones de Jorge Broun —incluyendo atajadas destacadas frente a Echeverri, Villagra y Solari—, el primer tiempo terminó con ventaja para River gracias a un gol de Solari, fruto de un mal retroceso defensivo de Central.
En ataque, Central fue prácticamente inexistente durante los primeros 45 minutos. Con Armani como espectador privilegiado, el equipo rosarino no logró un solo remate al arco. Apenas un centro de Giaccone y algunas corridas inofensivas mostraron alguna intención ofensiva, pero siempre lejos del área rival.
El segundo tiempo comenzó con cambios en el Canalla: Holan dejó en el vestuario a Duarte y Ruben, reemplazándolos por Solari y Copetti. Además, Giaccone fue adelantado para formar dupla con Copetti en el ataque. Aunque el equipo intentó adelantar líneas en los primeros minutos, esas buenas intenciones duraron poco, ya que River retomó rápidamente el control del partido.
Con el ingreso de Borja, River sentenció el encuentro. El colombiano amplió la ventaja a 2-0 y más tarde Solari marcó su segundo gol para el 3-0. En los minutos finales, River selló el 4-0, una diferencia que pudo haber sido aún mayor. Central, por su parte, solo logró un remate neto al arco en todo el partido.
El planteo de Holan fracasó rotundamente y dejó en evidencia las limitaciones del equipo. La derrota cerró un torneo paupérrimo para Central como visitante, con apenas tres triunfos en 14 partidos. El Canalla intentará despedir el año de mejor forma el próximo fin de semana, cuando reciba a Belgrano en el Gigante.