La reciente ola de violencia que golpeó a Rosario y las amenazas dirigidas a diversas instituciones han generado un clima de inseguridad en los centros de salud de la ciudad.
Después de que un empleado administrativo del centro de salud Libertad fuera amenazado con un arma, los centros de atención primaria provinciales cerraron sus puertas, seguidos por los municipales a partir del mediodía de este jueves.
El viernes, los centros provinciales permanecían cerrados, mientras que la Municipalidad optó por concentrar los equipos de atención primaria en un número limitado de centros de salud, reduciendo así la exposición de los trabajadores a posibles situaciones de riesgo. Aunque se informó que aproximadamente 16 centros estarían operativos, algunos empleados recibieron instrucciones de no asistir, lo que limita la atención a la demanda espontánea, con los hospitales como alternativa.
"Tenemos todos los equipos concentrados en 16 centros de salud de referencia. Cuando llegue la Gendarmería, abrimos la puerta y atendemos", explicó una fuente municipal.
Se espera que la normalidad en la atención de salud se restablezca gradualmente, coincidiendo con el despliegue de fuerzas federales y provinciales en patrullajes preventivos por la ciudad.
Mientras tanto, varios centros de salud cuentan con custodia policial y de prefectura, pero para el lunes se prevé la apertura de los centros en cuatro barrios donde las fuerzas de seguridad federales tomarán el control del patrullaje.
La reapertura de los centros de salud provinciales, esperada para el lunes o martes, se vislumbra como un alivio para la situación actual.
