Javier Milei designó oficialmente a Silvestre Sívori como jefe de los espías y dispuso una intervención de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI) por dos años. Sívori tendrá vía libre para incrementar el uso de los fondos reservados y podría recibir una ampliación de las partidas para la exSIDE por parte del jefe de Gabinete, Nicolás Posse, que es el funcionario que lo puso al frente del organismo.
Milei firmó dos decretos: uno para nombrar a Sívori y otro para intervenir la AFI –el mismo mecanismo que empleó Alberto Fernández durante su gestión. Lo curioso es que Milei dijo en el decreto que la intervención implicó un “notorio retroceso institucional”. Pese a eso, la intervino y por un plazo sustantivamente mayor al que venía usando la administración del Frente de Todos (FdT) –que era de 180 días con prórroga.
Sívori tendrá facultades amplias, como elaborar un plan para reformulación la AFI e incluso la de proponer una nueva denominación para la exSIDE. El Presidente le encomendó también la reestructuración de la Escuela Nacional de Inteligencia (ENI), encargada de formar a los agentes.
Lo fundamental del decreto 22/23 –publicado en el Boletín Oficial– es que le permite a Sívori evaluar, modificar y/o aprobar un régimen de administración de fondos, ampliando o reduciendo las partidas confidenciales. También se anuncia que habrá una auditoría de cómo se usaron estos fondos desde 2015, lo que podría derivar en denuncias.
Los fondos reservados han sido históricamente la caja negra de la política. La justicia argentina dio por acreditado que la Secretaría de Inteligencia del Estado (SIDE) usó 400.000 dólares –provenientes de los fondos reservados– para pagarle a Carlos Telleldín para desviar la investigación del atentado contra la AMIA. Cuando Fernández designó a Cristina Caamaño como interventora de la AFI, le encomendó reducir al “mínimo indispensable” los fondos reservados y le ordenó transferir las partidas sobrantes a la Jefatura de Gabinete. Según la administración de La Libertad Avanza (LLA), la política del FdT implicó el “desfinanciamiento del organismo”.
Milei facultó a Posse –quien sumó a Sívori a LLA– a reasignar partidas en favor de la AFI, lo que deja en evidencia que el plan motosierra se implementará con su propia lógica dentro del mundo de los espías. Cerca del interventor dicen que planea llevar un plan de austeridad en línea con el eslogan de “no hay plata” de Milei y que eso implicará una reducción de la estructura. Podrá, además, pasar a disponibilidad al personal que estime conveniente y decidir la jubilación extraordinaria de agentes. Está facultado a revisar y centralizar todas las bases de datos de los organismos que componen el Sistema de Inteligencia Nacional.
Sívori, que ya había funcionado como enlace con la interventora Ana Clara Alberdi, ya está habilitado para ocupar una oficina en el edificio de la calle 25 de mayo. Sívori planea gestionar la exSIDE sin un número dos. La reforma de la Ley de Inteligencia aprobada en 2015 establecía que la AFI tendría un director y un subdirector. Caamaño modificó esa estructura por resolución y sacó la figura del Señor Ocho –como se conoce al segundo de la Agencia. En su momento, lo que se buscó fue evitar un doble comando y que fuera la interventora quien se ocupara de la relación política junto con las cuestiones administrativas y operacionales.
De perfil bajo y sub-40, Sívori se hace cargo de la AFI tras haberse desempeñado en el Gobierno de la Ciudad desde 2008 y de haber sido el jefe de Jurídicos de Guillermo Dietrich en el Ministerio de Transporte cuando Mauricio Macri pegó el salto a la Nación. Después, reportó en la Procuración del Tesoro de la Ciudad.
